viernes, 13 de noviembre de 2009

Fiat liber et cætera en Indy-Gentes


LA/mi experiencia en esta muestra-feria Indy-Gentes es doble, ya que he participado en las dos ediciones con las que cuenta hasta ahora, la del año 2008, coordinada por Marcelo Neyra, y ahora la de este año 2009, gestión de Daniel Potaschner.
EN la primera me hice agente, este año me coloqué en el lugar de la espectadora porque quería observar desde un lugar y tiempo contemplativos el desarrollo de esta criatura. No fue un lugar menor ni uno que me concediera pocas sorpresas, porque pude observar de cerca al menos un par de casos en los que podría resumir mi experiencia indy-gente. En uno de ellos vi transformarse a una persona de escéptico en creyente y en otro caso vi levantarse a un muerto de la tumba y salir caminando. Esto da una idea de la magnitud de la velocidad con que opera esta máquina.
MÁQUINA de conectar que funciona como un atractor universal centrípeto, hacia un centro no único, sino un policentro deseado y movedizo de confluencia y un volitor particular centrífugo, liberador de la especialidad y todo pre-juicio.
EN ese subsuelo, esta caverna subterránea, aquel caldero, esa catacumba pequeñoydeliciosoinfierno descubrimos el fuego e inventamos la rueda, elementos que no siendo propiedad de nadie son propicios a todos; hemos bailado, bebido, comido, festejado, nos hemos abrazado, (y abrasado) hemos hecho el arte de la vida, nos hemos dado, a nosotros mismos, el gran espectáculo de la conformación de un colectivo espontáneo, desmarcado, vivo, orgánico cuya expectativa de muerte estuvo muy cercana al cero.
ESPECTÁCULO contagioso desterritorializado de todo escenario y tiempo cronometrado en el que los visitantes ocasionales y algunos reincidentes se vieron contagiados de cierto aire enrarecido, todos polizontes de ultramarina, todos mayormente minorías, todos indygentes.
ES cierto que aún no aprendimos a hablar /bien/ mucho menos a escribir, pero hay brillo en los ojos, el cielo es orgónico, y el abono de la manada es abundante.
ASÍ como aparece, desaparece casi sin dejar trazas. Las rizósferas y sus raiders son así, deben autoaniquilarse o envainarse voluntariamente para evitar todo intento de contenidismo, todo aprendizaje de institución. Hasta que por prepotencia de azar en todo mar se genere una nueva ola. La mirada del surfer atento pondrá en marcha la tabla. El abordaje de la polizona. Fiat vita, fiat liber, en Indygentes.

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