lunes, 8 de febrero de 2010

todo sea por NIMO

En un correo electrónico que me envía Johanna López Santos (Quito, 1979) ̶quien a más de arquitecta es investigadora, gestora cultural aguerrida y dueña de una madera literaria indudable ̶ enfatiza que sería un privilegio que le realice una presentación a su libro. Para mí es un gusto acercarme de vez en cuando a la novísima poesía ecuatoriana. Y me alegra, sobremanera, que la escritora publique en Argentina.

A propósito de su libro ̶sin descuidar el país que lo revelará ̶, me permito traer a colación a ese polaco outsider llamado Witold. Como se sabe el autor escribió Transatlántico en aquellas horas inválidas de su trabajo en la sucursal argentina de un banco polaco ̶Johanna alterna con su profesión y sus oficios culturales ̶. Él mismo lo resalta en su prólogo, allí están las esquirlas de su primeriza vida en Buenos Aires tras huir, por casualidad, de la II Guerra Mundial con una camada de colegas polacos.

Así como en Ferdydurke, un humor que no alcanzo a entender, recorre el texto de Johanna y parte de sus 30 años hasta ese albor de su adolescencia o niñez que ella se empeña en cristalizar como el deseo que el mismo Gombrowicz tejió a la sombra de su propia voz “La necesidad de encontrar una forma para lo que todavía está inmaduro...” Inmaduro pero serio, pero rico, pero poderoso.

En NIMO, descuidos de un creador, la imposibilidad crece, se despeña desde la sonrisa párvula y la complejidad del que rasguña las palabras para quererlas vanguardistas.

He disfrutado los títulos y ese Intentario ¿desde un Creatore? en el ánima del personaje infantil que se resuelve con la bifrontalidad de las palabras, su polisemia y el carácter lúdico que refleja su autora. Y la ternura se vuelve evidente, nos embarca en la lágrima que ha de perpetrar la delicia del instante.

Siempre amé los círculos insondables de Paganini, su malabarismo lírico. Es el abrevadero de NIMO, su capricho, su clave o de¬do. Su sueño. La misteriosa inclinación de vivir una vida muy particular.

Paúl Puma
martes, 19 de enero de 2010

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